Actualmente se sabe que la aparición y evolución del cáncer está muy ligada a las defensas del organismo, las cuales a su vez dependen de un estilo de vida y una nutrición adecuadas. Mucho se ha escrito sobre cáncer y nutrición y sobre el papel de la dieta para prevenir o reducir el riesgo de cáncer o de recaída de la enfermedad.

Todo se resume a una buena hidratación (2 litros diarios de agua como mínimo), consumo frecuente de frutas, verduras y vegetales, y reducción al mínimo del consumo de grasa animal, alcohol, carbohidratos y productos en conserva.

El sedentarismo y el sobrepeso a su vez son factores predisponentes a algunos tipos de cáncer como el de mama y el de colon.